Su ubicación a 140 m de altitud la dota de un microclima especialmente favorable debido a la protección que otorgan los vientos del Sur-Este y la alternancia de días calurosos y noches muy frescas.
Este contraste de temperaturas favorece una maduración lenta de las bayas, a la vez que potencia la acumulación de aromas y azúcares.
En Regantío Viejo llevamos a cabo una viticultura sostenible, circunstancia que nos ha llevado a experimentar con la implantación de cubiertas vegetales -empleo de cereales y leguminosas en algunos casos, observación de la flora autóctona en otros-. Todo ello para conseguir vinos de calidad que representen fielmente el carácter de la uva y su terruño.